El perro de Pavlov
¿que tiene que ver un científico ruso con los perros? ¡mucho! esta teoria la aplican hasta con humanos.
¿Quién no conoce el perro de Pavlov?
Citado en todos los libros de texto de psicología, es el referente más famoso de lo que significa un reflejo condicionado.
Desde que el científico ruso Iván Pavlov descubrió en 1897 que el perro con el que experimentaba no solo salivaba cuando se le acercaba la comida, sino con el sonido de la campana que precedía a su entrega, el vínculo entre asociación y respuesta ha sido universalmente estudiado.
Un vínculo usado creativamente, en especial, por la publicidad.
Una asociación que puede no ser natural, sino creada para obtener una respuesta en el consumidor.
¿Queremos frescura? Coca-Cola.
¿Queremos comida rápida? McDonald’s.
Inmediatamente, vemos en nuestra mente, la icónica botella, el color rojo, los arcos y la hamburguesa.
Poco ético que jueguen con nuestras mentes, ¿no crees?
El condicionamiento pavloviano funciona. Le funciona a las marcas para que las asocies y desees sin que estas estén a tu alcance y le funciona de igual manera al entrenador para que tu perro haga lo que quieres.
"Con el condicionamiento pavloviano se logran poderosos efectos a través de una simple asociación. El sistema neuronal del perro de Pavlov hace que él salive por una campana que no puede comer. Y el cerebro de un hombre anhela el tipo de bebida que le muestra la bella mujer que él no puede tener." —Charlie Munger—
También llamado condicionamiento clásico, el condicionamiento pavloviano es, básicamente, un proceso de aprendizaje.
El receptor asocia un estímulo con una respuesta y, ante la repetición del estímulo, repite la respuesta.
El problema con tu perro o incluso con los niños es que lo condicionas a algo:
Te doy un premio, si te sientas
Te doy un helado, si no lloras
No te doy de comer, hasta que haga solo que quiero
Te grito o pego, si no me gusta lo que haces
De esta forma tenemos perros y niños carentes de autogestión.
Que ante nuevos estímulos, situaciones o problemáticas, necesitan de ti para “actuar como deberían” en lugar de buscar formas creativas de resolver la situación que tienen frente.
Por esta misma razón, nos topamos con el “siempre me hace caso pero no se que le paso ahora, nunca me había pasado!”
Yo se que te estas preguntando, pero entonces ¿como le hago para que mi perro me haga caso?
Créeme, ¡No quieres que te haga caso!, el tiene su idioma y tu el tuyo, el tiene sus intereses y tu los tuyos, lo que quieres y se necesita es entendimiento mutuo para crear puentes de comunicación.
Empieza por conocerlo siendo perro. Nosotros te ayudamos.
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