Blasfemias

Renunciar a lo que se cree cierto para incorporar un nuevo conocimiento, puede resultar difícil de lograr, más cuando se trata de perros

Tiny y Joy con sus humanos en La Marta, Oyameles Coah. Foto por Cecy Cantu
Tiny y Joy con su familia en La Marta, Oyameles Coah. Foto por Cecy Cantu

Renunciar a lo que se cree cierto para incorporar un nuevo conocimiento, puede resultar difícil de lograr.

Ante la aparición del Covid-19, muchas personas no se preocuparon en cuidarse—a pesar de los miles de muertos.

Estaban convencidas de que se trataba de un virus normal de gripe, demonizado por políticos empeñados en controlar a los ciudadanos.

Muchas de ellas murieron.

Frente a las catástrofes naturales en todo el planeta, políticos destacados creen que solo se trata de un ciclo natural.

Continúan negando la responsabilidad humana en el acelerado calentamiento global—a pesar de las evidencias científicas.

Mientras tanto, los hielos polares se derriten y los océanos aumentan su nivel.

En 1846, el Dr. Ignaz Semmelweis intuyó las bacterias, sin poder comprobarlo científicamente.

Descubrió que, lavándose las manos antes de operar o manipular las heridas de sus pacientes, los médicos podrían evitar las frecuentes muertes posteriores.

Una sencilla y nueva medida que salvaría vidas.

Pero, los médicos en su hospital de Viena se negaron a lavarse las manos.

¿Cómo podían matar sus propias manos?

El Dr. Semmelweis fue juzgado por sus colegas como un mitómano y un loco.

Expulsado del hospital, difamado y arrinconado, Semmelweis comenzó a beber y terminó sus días en un manicomio.

Veinte años más tarde, lavarse las manos sería una práctica obligatoria en todos los hospitales del mundo.

Dr. Ignaz Semmelweis


Efecto Semmelweis: un sesgo a vigilar

El efecto o reflejo Semmelweis describe nuestra tendencia a conservar las creencias, normas o paradigmas preexistentes y rechazar las nuevas ideas que los contradicen.

Como un reflejo automático inconsciente ante una nueva idea que desafía lo establecido, este sesgo atrinchera nuestra mente en lo conocido, negando inicialmente hechos, datos, pruebas y evidencias.

Aunque la nueva idea nos beneficie, como los colegas de Semmelweis, no lo podremos ver.

Todos somos posibles víctimas de un efecto Semmelweis.

Los sesgos no discriminan.

Las propias creencias son un freno a crear un vínculo sano con nuestros perros

Nuestro cerebro, cuando es víctima de este sesgo, ignora la nueva información que demuestra que lo que creemos, ya no es cierto.

Como los colegas de Semmelweis, perderemos.

Sólo por negarnos a aceptar lo que, lejos de perjudicarnos, nos beneficiará.

Seguro haz escuchado alguna de estas creencias:

  • ¿Como voy a querer más a un perro que a un humano?
  • ¡Sí no lo dominas, él te dominará a ti! Tienes que ser el alfa.
  • Si le das carne se va a volver agresivo, mejor puras croquetas!
  • El perro es para cuidar la casa, que viva en el patio.

En la relación con tu perro, no reconocer este sesgo puede ser fatal.

Podemos perder la oportunidad de crear una mejor relación con nuestros compañeros perros o ignorar incluso algún problema físico y vernos arrastrados por solo querer controlar la situación.

Es más cómodo pensar que las cosas no cambian: siempre preferiremos la estabilidad.

Pero, la mejor y mayor estabilidad puede estar en el cambio.

Cuanto más abiertos estemos a todo lo nuevo, menos funcionará el reflejo automático Semmelweis de mantenernos dentro de las habituales y confortables certezas y más atentos estaremos a los grandes beneficios de aprenderle a estos increíbles maestros perros.

No seas víctima del efecto Semmelweis y vive con nosotros conocer a tu perro desde nuevas perspectivas. ¡Te esperamos!

"Todas las grandes verdades comienzan como blasfemias." George Bernard Shaw

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Connecting people and their dogs to the great outdoors. Foto por Oscar Cruz